Buena Práctica FDU01CV2119
Sustitución de luminarias por luces led, instalación de sistemas de telecontrol y mejora de la climatización en el Castillo de Santa Bárbara y Mercado Central Alicante
La presente Buena Práctica de consiste en la mejora de la eficiencia energética del Castillo de San Bárbara y del Mercado Central de Alicante, considerados dos de los grandes consumidores de territorio EDUSI consiguiendo reducir a la mitad su consumo de energía y reduciendo la emisión de CO2 a la atmósfera por valor de 273 toneladas cada año.
Para ello se han sustituido 1.811 luminarias, de las que 950 pertenecen al alumbrado de la vía pública de los barrios de Carolinas Bajas, San Antón y accesos al Castillo, otras 478 luminarias se han instalado en el interior y exterior del Castillo, y 383 más en el interior y exterior del Mercado Central, éstas últimas de carácter ornamental que son de nueva colocación. Todas las luminarias son de tecnología LED y marcado CE lo que las convierte en más eficientes y menos contaminantes ambiental y lumínicamente.
Esta actuación forma parte de la Línea de Actuación 4 de Eficiencia energética en servicios, equipamientos, infraestructuras urbanas municipales y espacios públicos de EDUSI Alicante, cofinanciada con los fondos europeos FEDER, y se corresponde con las fases I y III habiendo sido sustituidas 1.198 luminarias en el primer caso, y 613 en el segundo.
Los dos edificios emblemáticos sobre los que se ha actuado son infraestructuras municipales que tienen un alto tránsito de público. Ambos fueron construidos antes de la entrada en vigor del Código Técnico de la Edificación, por lo que ni en su ejecución, ni posteriormente, se contemplaron medidas de ahorro energético.
El Mercado Central, inaugurado en 1921 y con diversas remodelaciones posteriores, cuenta con una superficie de venta de 11.100 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, en las que se reparten 292 puestos. Es el mercado más grande de la ciudad, quintuplicando la superficie comercial de los otros tres mercados existentes, por lo que es el que mayor número de usuarios tiene y que mayor amplitud de horario necesitan sus operadores. El edificio está ubicado en una de las avenidas principales de la ciudad y su horario comercial es de lunes a viernes de 7 a 14:30 horas, y sábados y vísperas de fiesta de 7 a 15 horas.
Antes de la actuación sus instalaciones de alumbrado estaban obsoletas, y registraban altos consumos y poca eficiencia lumínica, lo que generaba inevitablemente contaminación lumínica y un coste que era susceptible de ser reducido.
Por su parte, el Castillo de Santa Bárbara es el monumento más relevante y visitado de la ciudad. Su origen es de finales del siglo IX y a lo largo de los siglos ha tenido sucesivas ampliaciones hasta que en 1963 fue abierto al público. El castillo tiene una longitud máxima de 312 metros, una anchura de 160 metros en su parte más amplia y de 80 metros en la más estrecha. Ocupa una superficie de 30.500 metros cuadrados y está construido sobre una montaña rocosa de 167 metros de altitud frente al mar.
En este caso, se propuso la mejora de la eficiencia energética del alumbrado público en el interior del recinto para reforzar la estrategia cultural y turística con la puesta en uso de un alumbrado ornamental, ya que la iluminación interior era ineficaz, poco uniforme, de altos consumos y generadora de contaminación lumínica. Además, por el paso del tiempo dicho alumbrado se encontraba muy deteriorado, obsoleto, oxidado y no cumplía con la normativa actual.
La actuación desarrollada ha conseguido una iluminación más eficiente y de menores emisiones de CO2, y ha conseguido ejecutar un alumbrado ornamental patrimonial, tanto en el interior del recinto como en las murallas que genera un atractivo turístico adicional para residentes y visitantes.
Esta actuación también busca reducir la emisión de gases de efecto invernadero y mejorar el índice de reproducción cromática, para optimizar la percepción y el confort visual de los ciudadanos en esta zona.
Las nuevas lámparas LED son de nueva tecnología e incorporan un receptor que permite la regulación de su intensidad, así como el encendido y apagado de forma remota y automatizada a través de una aplicación móvil. Por otra parte, el mantenimiento se reduce, ya que garantiza una vida útil mínima de 100.000 horas con una pérdida máxima del rendimiento del flujo luminoso de un 20%.
Con la sustitución de las luminarias, se ha procedido también a la reconstrucción de arquetas y canalizaciones, así como a la remodelación e instalación de nuevo cableado en los lugares en los que se encontraba deteriorado.