Nueva Tabarca: una historia singular

Isla de Tabarka (Túnez). Foto: José Manuel Pérez Burgos

Planesia, Planaria, o Isla Plana son algunos de los nombres con los que se ha conocido a lo largo de la historia a este pequeño pedazo de tierra emergida frente a las costas del Cabo de Santa Pola.

A principios de nuestra Era el geógrafo Strabón, en su obra Geographia escribe las primeras alusiones conocidas de la Isla. Siglos después, el poeta Avieno también se refiere a la misma en su Ora Marítima, citándola como Planesia, dentro de la Hispania Citerior.

En época medieval, el geógrafo árabe Al-Idrisi se refiere a la Isla: “…en sus inmediaciones (Alicante), al occidente está una isla denominada Plana, que dista una milla de la costa; es este puerto excelente, donde se ocultan los navíos de los enemigos, frente a esta isla esta el cuerpo de guardia (Santa Pola), desde allí a Alicante hay diez millas…”.

Sin duda, una situación geográfica de alto valor estratégico en cuanto a control de la costa cercana y la navegación, así como la gran riqueza pesquera de sus aguas, hicieron que desde época romana hubiera establecimientos temporales en este pequeño territorio insular.

A partir del siglo XIV, dentro del contexto histórico Elche-Santa Pola, se producen los primeros intentos de construir elementos defensivos en la Isla Plana, primordialmente en base al problema acuciante de la piratería que hostigaba las costas cercanas. Este factor perduraría a lo largo de los tiempos, convirtiéndose en fundamento principal para que se produjera su colonización permanente y definitiva a finales del siglo XVIII.

La isla de Tabarka (Túnez): 1541-1741

Tabarka era una pequeña isla junto a la costa noroeste de Túnez, bien posicionada desde el punto de vista estratégico militar en el Mediterráneo occidental, por lo que el emperador español Carlos V decidió incorporarla dentro de su campaña en el norte de Africa de 1541. Desde ese momento en Tabarka ondeó bandera española, y a partir de 1543, previo acuerdo con importantes comerciantes genoveses, la isla se convierte en un importantes emporio comercial dedicado a la pesca y comercialización del coral rojo. 

De esta manera, a cambio de una significativa compensación económica y bajo pabellón español, los genoveses consiguieron controlar durante dos centurias un comercio que reportaba pingues beneficios, algo que provocó con el paso de las décadas la codicia de los tunecinos por una ínsula que radicaba en su territorio costero. Por consiguiente, avanzado el siglo XVIII, y ante la pasividad española y el decaimiento de sus intereses militares y comerciales, los tabarkinos de origen genovés que aún permanecían en Tabarka son sometidos, esclavizados y trasladados a Túnez en 1741, fecha a partir de la que en la isla ondearía bandera tunecina y queda prácticamente deshabitada.

Cautiverio y rescate de las tabarkinos. La colonización de la Isla Plana (1770): Nueva Tabarca

Aquellas gentes iniciaron así un largo y penoso cautiverio por tierras tunecinas y argelinas, hasta que, por intercesión de las ordenes religiosas redentoras que actuaban en el norte de África, la Corona española consiguió su liberación entre 1768 y 1769, alojándo provisionalmente a la mayoría de ellos en la ciudad de Alicante. El gobernador militar de la ciudad ordenó la ejecución de un censo de los liberados, la conocida Matrícula de los Tabarquinos, donde se expresan los nombres, fechas de nacimiento y estado civil de todas aquellas gentes.

Todos estos hechos históricos coincidirían en el tiempo con el proyecto ilustrado de colonizar definitivamente la Isla Plana frente a las costas de Santa Pola, y con ellos evitar su uso por contrabandistas y sobre todo, como base de ataques piratas a las zonas costeras cercanas. En esta coyuntura se llevan a cabo una serie de obras en la isla, siguiendo un proyecto de ciudadela amurallada que ejecutó el ingeniero militar Fernando Méndez de Ras en 1770, bajo el auspicio del Conde de Aranda, ministro del rey Carlos III.

Es en este marco histórico, con las obras avanzadas, un gran número de casas construidas para los colonos, e infraestructuras civiles y militares, cuando se produce el traslado de aquellos redimidos de origen genovés a la Isla Plana, la cual, a partir de 1770, pasaría a llamarse Nueva Tabarca, en recuerdo del origen de sus colonos.