La Junta de Gobierno acuerda una resolución de la Agencia Local de Desarrollo mediante la que dedica las instalaciones situadas junto al Colegio Nazaret a la emprendedora alicanta
Alicante, 6 de agosto de 2024. La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Alicante ha acordado otorgar al Centro de Formación de la Agencia Local de Desarrollo, Económico y Social 'Impulsalicante' el nombre de Alejandrina Candela, fundadora junto a su marido Manuel Sorribes de la emblemática y tradicional Horchatería Azul (situada en la calle Calderón de la Barca, en las inmediaciones de la Plaza de Toros). El Ayuntamiento reconoce de esta forma la figura de esta mujer humilde y trabajadora que consiguió sacar adelante el negocio familiar que ya está cerca de alcanzar su centenario y por ello instalará una placa en las instalaciones con su nombre.
Alejandrina puso en marcha, en 1930, un negocio desde el que abastecía de jarabe de horchata y de cebada a bares de la zona. También servía cafés, churros o chocolate y lo hacía todo el año, desde las 6 de la mañana para vender a los trabajadores que a esas horas empezaban su jornada.
Alejandría falleció a los 99 años pero su negocio siguió adelante gracias a su hijo Manuel y su nuera María Tafalla, que consolidaron el negocio en el seno de su familia, y que hoy en día está regentado por sus nietas Inmaculada y Mari Ángeles, formando parte de la historia de la ciudad y un punto de referencia para los alicantinos.
La Agencia Local de Desarrollo consigue así vincular este Centro de formación -que se conoce por su situación junto al Colegio Nazaret desde la construcción del mismo en 2008- a la figura de Alejandrina Candela, una mujer emprendedora y pionera en su tiempo que consiguó sacar adelante su negocio y que con el tiempo se haya convertido en una referencia en la ciudad.
El alcalde, Luis Barcala, visitó recientemente a las nietas y familia de Alejandrina Candela en la Horchatería Azul para hacerlas partícipe de la propuesta y recibir su aprobación, con el objetivo de impulsar el expediente administrativo para que su nombre se asocie al del Centro de Formación por el que pasan miles de alicantinos para mejorar su cualificación profesional y tener nuevas oportunidades de inserción en el mercado laboral en aquellos oficios que demandan las empresas.
La concejala de Empleo y Fomento, Mari Carmen de España, ha recordado tan y como se refleja en el acuerdo que “era intención de esta Agencia local la búsqueda de un nombre para nuestro Centro de Formación que estuviera intimamente relacionado con la misión de la Agencia, que no es otra que el desarrollo socio económico del municipio. Trabajamos para el empleo y el desarrollo local, por un lado con las personas desempleadas y por otro con el sistema empresarial, poniendo una especial atención sobre las microempresas ya que es un tejido productivo imprescindible en la ciudad”.
“Tenemos también como Agencia local un compromiso con los colectivos más vulnerables como corresponde a la aplicación del principio de equidad e igualdad de oportunidades y a los objetivos de cohesión social y territorial. Buscábamos reconocer a alguna persona que hubiera sido ejemplo de constancia y tesón y que fuera reconocida por la sociedad alicantina y que pudiera ser un ejemplo a seguir”, ha relatado la edil.
Una historia singular
Alejandrina Candela Carbonell (Monnegre 28-05-1911 / Alicante 19-09-2010), fundadora de la emblemática Horchatería Azul fue una mujer fuerte, valiente y con carácter. Así definen a Alejandrina Candela quienes la conocieron. Tuvo que serlo, porque la vida no se lo puso fácil. Pasó la mayor parte de su tiempo tras el mostrador de la Horchatería Azul, un negocio que sacó adelante con mucho esfuerzo e innumerables horas de trabajo y que hoy en día atienden sus nietas y bisnietos.
Familiar, cariñosa y con sentido del humor. Esa es la otra cara de esta luchadora, que peleó como nadie para sacar adelante a su familia y mantenerla unida.
Alejandrina Candela nació en Monnegre, pero a los nueve años se trasladó con su familia a Alicante por el trabajo de su padre. Pronto conoció a Manuel Sorribes Garcés, con el que se casó con 18 años. Se trasladó a vivir a la casa familiar de su marido, situada sobre el local donde se procesaba y manipulaba de manera artesanal el corcho con el que producían tapones, barriles, así como los llamados “corchos” que no eran otra cosa que los cubos donde más tarde se metían las garrapiñeras para congelar o helar los líquidos. Local que con el paso del tiempo acabaría convirtiéndose en la Horchatería Azul. En el año 1930 Alejandrina toma las riendas del local y comienza, al mismo tiempo que se trabajaba el corcho, a dispensar desayunos a los trabajadores que camino de la fábrica de sacos que había en el barrio pasaban todas las mañanas por delante del establecimiento. Un año después en 1931, Alejandrina con la ayuda de su suegro compran la patente del “jarabe de horchata “a la Viuda de Carrasco. Empezando entonces no solo a hacer jarabe de horchata sino también de limón, naranja y zarzaparrilla. En 1932 nace su primer hijo.
Pero pronto las cosas se torcieron. La Guerra Civil trajo con ella la dificultad para encontrar materias primas y a esto se unió el fallecimiento de sus suegros y la enfermedad de su marido, que lo incapacitó para trabajar. La fábrica de corcho cerró y Alejandrina se vio sola con tres hijos a los que alimentar: Manuel, Alejandro y Alejandrina. Durante la guerra, no dudaba en ir sola a las fincas que tenían sus familiares fuera de Alicante y allí cargaba sacos de arroz o de lo que pudieran darle y se los llevaba a Alicante en trenes de mercancías.
Así con mucho trabajo y aprovechando la patente que tenía, aquel local familiar que ella transformó en la Horchatería Azul fue consolidándose poco a poco.
No fue fácil. Su jornada laboral abarcaba desde las seis de la mañana hasta las doce de la noche. Cerraban solo dos días al año. Sus hijos la ayudaban desde bien pequeños. Lamentablemente, uno de ellos, Alejandro, falleció con tan solo 13 años de forma repentina de meningitis. Pero Alejandrina no pudo detenerse a llorar su pérdida. Al día siguiente del entierro ya estaba de nuevo frente al mostrador. “La gente viene a que escuches sus penas, pero no quiere que le cuentes las tuyas”, decía.
Con gran talento comercial logró sacar la horchatería y a su familia adelante. Durante la postguerra se incorporan al negocio familiar sus hijos. Junto con ellos se encarga no solo de la fabricación de horchata, granizados y helados sino también de su venta en el local. Durante el invierno ofrece cafés y desayunos para mantener el negocio en alza.
Su hijo Manuel Sorribes Candela y su nuera, María Tafalla, cogieron el relevo de la gestión de la horchatería. Aunque se jubiló a los 65 años, siempre estuvo allí, pues tenía su vivienda sobre la horchatería con lo que su ayuda siempre era requerida y hasta que cumplió 80 años su buen hacer y su carisma se hicieron notar en el emblemático establecimiento. Falleció a los 99 años, rodeada de hijos, nietos y bisnietos. Hoy están al frente de la Horchatería Azul sus nietas Inmaculada y Mari Ángeles y ya han trabajado allí algunos de sus 14 bisnietos. Un negocio que es ya parte de la historia de Alicante y que, como la propia Alejandrina Candela Carbonell, sigue dejando huella en todos sus descendientes.