AYUNTAMIENTO DE ALICANTE DISCURSO CONCEJALA DE IGUALDAD
El 8 de marzo es, para buena parte de la opinión pública, un día para homenajear a las mujeres y agradecer colectivamente su aportación al funcionamiento de la sociedad. Es un día en que se reconoce el mayor esfuerzo de las mujeres para alcanzar sus objetivos profesionales, personales; pero, este reconocimiento no suele venir acompañado de una crítica a los mecanismos que provocan discriminación y condicionan nuestras vidas.
Esta visión superficial hace que olvidemos el verdadero sentido de la fecha, su sentido político y reivindicativo. El 8 de marzo es un día para recordar de dónde venimos, y cómo hemos llegado hasta aquí. Es decir, celebrar lo conseguido. Pero también es un día para revisar dónde estamos realmente y cuánto nos falta para alcanzar la verdadera igualdad.
A esto me voy a referir en el breve espacio de este discurso.
¿De dónde venimos, mujeres del siglo XXI?
Venimos de muy atrás, de la lucha de aquéllas que se negaron a someterse a los moldes en que las encorsetaba la sociedad patriarcal. Esas mujeres que forman parte de la Historia, han sido olvidadas por la Historia: apenas se las conoce, sus nombres no nos “suenan”, sin embargo son mujeres que cambiaron “su mundo” y sembraron las semillas que hoy nos han traído donde estamos.
Quiero referirme ahora a alguna de ellas:
Olimpia de Gouges, escritora francesa del siglo XVIII conocida por sus alegatos contra la esclavitud, tuvo la osadía de reescribir la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”, surgida de la Revolución Francesa: donde ponía “hombre” ella escribió, “mujer”. Remitió el nuevo texto para su consideración a los padres de la patria que estaban redactando una nueva constitución, y estos, ¡claro!, lo tomaron como una provocación.
Olimpia fue detenida y decapitada, pero no por escribir esa Declaración, no… fue por otra cosa…, (siempre es “por otra cosa”...)
Cito a Amelia Varcárcel sobre este episodio:
“Nadie la subió al cadalso proclamando: «Te decapitamos por feminista y por atrevida». Nuestros frentes casi nunca son políticos, siempre son, primero, el ridículo, y luego el frente moralista; sólo y en último término, el poder explícito actúa. A Olympia de Gouges se le aplicó primero el ridículo, «esa, que se ha creído que es un Robespierre con faldas». Después la moral, «esa, que si todas siguieran su ejemplo, esto se transformaría en la república de la lujuria». Y al final se la eliminó. Una de las muchas personas que fue entregada a la guillotina, sin nadie para vindicar su memoria.”
Avanzamos un poco y llegamos a uno de los capítulos más importantes de la lucha de las mujeres por sus derechos: el movimiento sufragista. Las mujeres fueron muy activas por la abolición de la esclavitud en EEUU durante la segunda mitad del siglo XIX. Codo con codo junto a los abolicionistas varones denunciaron la injusticia del sistema esclavista. Fue en el contexto de esa lucha cuando tomaron conciencia de que las mujeres no tenían muchos más derechos que los esclavos.
De ese caldo de cultivo surge la “Declaración de Séneca Falls”, que redactan Elizabeth Cady y Lucretia Mott en 1848. En esa solemne declaración -conocida también como “Declaración de Sentimientos”-, se denuncia la discriminación a que estaban sometidas las mujeres: no podían votar, ni presentarse a elecciones, ni ocupar cargos públicos, ni afiliarse a organizaciones políticas.
Esta declaración inaugura el movimiento sufragista, un movimiento masivo, una lucha épica pero desconocida, durante la cual muchas mujeres fueron encarceladas, humilladas… una historia de resistencia y valentía que merece ser conocida como una referencia de lucha por la justicia y la libertad, que debería formar parte de nuestro imaginario colectivo, generador de conciencia social, del mismo modo que reconocemos el valor de otras luchas contra las injusticias del mundo.
No conocemos estos nombres y estos hitos porque no se ha construido una épica de la lucha de las mujeres, como sí la hay, por ejemplo, de la lucha contra el fascismo, contra la esclavitud, de la lucha por la emancipación de los pueblos. Estos relatos los construimos socialmente a través del cine, la literatura, la cultura…. pero el gran relato de la conquista de derechos de las mujeres está por escribir.
Fueron mujeres cultivadas, burguesas, pertenecientes a la élite social -como las que he nombrado- las que abrieron el camino de las ideas; pero fueron las mujeres humildes, las trabajadoras, las explotadas en las fábricas las que reunieron la energía suficiente para provocar los cambios. Mujeres como las que murieron en el incendio de una fábrica textil de Nueva York, en marzo 1911, en cuya memoria surge la idea de fijar una fecha para el reconocimiento, inicialmente, de las mujeres “trabajadoras”, después, de todas las mujeres del mundo. Esa fecha es el 8 de marzo.
Fue así, poco a poco, y siempre por la presión de las más valientes, como las mujeres fuimos consiguiendo los derechos civiles, los derechos educativos, y los derechos políticos.
Lo doméstico, lo privado, lo personal, siempre han sido los ámbitos reservados a las mujeres para desarrollar nuestro proyecto vital. Pero hoy sabemos que en esa reserva hay una trampa: porque resulta que “LO PERSONAL ES POLÍTICO”.
Esta sencilla frase, “LO PERSONAL ES POLÍTICO”, representa un paso de gigante (o de giganta) en la lucha por los derechos de las mujeres.
Es el gran hallazgo conceptual de los años 70, a partir del cual pisamos el acelerador de un cambio que ya es imparable. Ha habido que desenmascarar la estructura que sostiene el sistema patriarcal para poderlo combatir con garantías. Hoy conocemos bien cómo funcionan sus resortes, y el reto es desactivarlos.
La historia, a partir de ahí ya nos resulta más cercana, pero es importante la memoria. Por eso he querido traer unos pocos ejemplos, para que no nos olvidemos de dónde venimos. Para que no olvidemos que nada ha sido gratis, que todos los avances, TODOS, ha habido que pelearlos, y que les debemos mucho a tantas mujeres anónimas que se atrevieron a desafiar las normas, y también a algunos (pocos) hombres que fueron críticos y desarrollaron un sentido “justo” de la justicia, porque fueron capaces de ver en las mujeres, sencillamente, personas.
Conviene ahora hacerse otra pregunta: ¿dónde estamos ahora las mujeres?
Depende. En algunos lugares del mundo las mujeres están, directamente, en el infierno.
Sabemos bien a qué nos referimos: las mujeres sometidas a la dictadura del Estado Islámico, las refugiadas que sufren abusos sexuales, las mujeres víctimas de trata, las mujeres violadas en los conflictos bélicos, usadas como arma de guerra....
En definitiva: donde hay miseria, injusticia, dolor... las mujeres suelen padecer doble ración de miseria, injusticia y dolor.
En Occidente, en Europa, en España, donde la igualdad legal es un hecho desde hace años, nuestro reto es la igualdad efectiva: la brecha salarial en nuestro país es, en 2016, del 24%. Es decir, las mujeres cobran, de media, un 24% menos que los hombres.
Hay otra brecha, la de la dedicación a las tareas del hogar: según un reciente estudio de la Comisión Europea "Los hombres que trabajan dedican, de media, 9 horas semanales a actividades domésticas o de cuidado de dependientes no remuneradas, mientras que las mujeres trabajadoras dedican a ello 26 horas semanales, casi cuatro horas al día".
En todos los ámbitos de poder (poder económico, político, social), las mujeres están infrarrepresentadas:
Menos de un 20% de los puestos en los consejos de administración de las empresas del Ibex 35 están ocupados por mujeres.
En las universidades, sólo el 20% de las cátedras la ostentan mujeres (aquí un dato muy llamativo: hasta la fecha ninguna mujer ha conseguido en España un cátedra en la especialidad de Ginecología y Obstetricia).
¿Cuántas escritoras, cineastas, dramaturgas, profesionales de la cultura han recibido premios en reconocimiento a sus trayectorias?. Un ejemplo: sólo 4 mujeres han recibido el premio Cervantes, el más prestigioso de la literatura en castellano, frente a 36 hombres.
¿Cuántas mujeres han subido a la tribuna de oradores durante la reciente sesión de investidura en el Congreso de los Diputados y Diputadas? Sólo dos.... No es por casualidad que se llama tribuna de ORADORES, aunque haya más mujeres que nunca ocupando escaños en el Congreso...
Lanzo una última pregunta para terminar: ¿qué hacer desde los Poderes Públicos por la igualdad? Algo muy obvio y aparentemente sencillo: cumplir las leyes. Las leyes que regulan la igualdad de género en España son muy ambiciosas, son una referencia en Europa y en Latinoamérica, sin embargo, no se desarrolla todo su potencial para avanzar en igualdad.
Es nuestra obligación, como responsables de la Administración, promover actuaciones que contribuyan al avance de la igualdad y entre estas actuaciones hay una por la que, entiendo, hay que apostar decididamente: la educación. Ese es uno de los ámbitos donde la concejalía que dirijo va a poner su mayor empeño.
Acabo ya.
El 8 de marzo es el día internacional de las mujeres; hago hincapié en ese “plural” porque aunque las mujeres compartimos, como colectivo, la situación de discriminación con respecto a los hombres en las sociedades patriarcales, -es decir, en TODAS las sociedades-, las mujeres somos diversas, y las estrategias para luchar por la defensa de nuestros derechos también es distinta.
En este acto escucharemos los testimonios de cuatro mujeres que representan una parte de esa diversidad. Son mujeres luchadoras que han tenido que afrontar otras circunstancias de discriminación añadidas a la de ser mujeres. De ellas tenemos mucho que aprender.
Muchas gracias.
¡Feliz 8 de marzo!