Iglesia de Santa María

La planta de este templo gótico (finales del siglo XIV y tercer cuarto del siglo XV) presenta una sola nave, sin crucero, con capillas laterales sitas entre los contrafuertes, con un total de seis crujías (la de los pies de menor dimensión) y queda cerrada por una cabecera o ábside poligonal de cinco tramos. La nave central está cubierta por seis bóvedas de crucería de arco apuntado, entre sus correspondientes arcos fajones. Estos arcos fajones arrancan de sendas pilastras adosadas a las caras interiores de los contrafuertes y de las mismas también arrancan los arcos cruceros de las bóvedas. Entre cada par de contrafuertes, las capillas también están cubiertas por bóvedas de crucería y apoyados los arranques de sus arcos cruceros en impostas, mientras que una bóveda estrellada de centro desplazado cubre la parte del presbiterio. Las capillas se comunican con la nave central mediante un arco apuntado que apoya sus arranques en dos pilastras adosadas a los contrafuertes, que junto con la pilastra correspondiente a los arcos fajones forman un pilar de planta triovular. Estas capillas se encuentran comunicadas entre si mediante arcos de medio punto, abiertos a finales del siglo XVI, cumpliendo hoy la función de naves laterales.

El templo cuenta con una serie de salas que se le han ido adosando a lo largo del tiempo sobre la fábrica primitiva. Primeramente, a finales del siglo XVI se amplió el templo adosando en un lateral la capilla de la Inmaculada Concepción o de la Purísima, de planta rectangular y bóveda de cañón casetonada, primera muestra del lenguaje renacentista de la ciudad. También a finales del siglo XVI y el siglo XVII se adosaron otras capillas abiertas en el lado de la calle Vila Vella.

Posteriormente, durante el siglo XVIII el templo fue objeto de transformaciones que tendían a dotarlo de mayor amplitud, pues se comunicaron las capillas perforando los contrafuertes, se ejecutó una pseudo-girola alrededor del altar y se concluyó un camarín para la virgen. También en el siglo XVIII se acabó de dar la configuración actual al construir la capilla de la Comunión, la Sacristía nueva, una sala capitular, capillas abiertas en el lado izquierdo y alguna otra dependencia, también se remozó el interior incorporando nuevos retablos de inspiración rococó, imágenes, molduras y el órgano. Con todo ello la austeridad y sencillez del espacio inicial fueron sustituidas por la abigarrada alegría de ese siglo.

En estas mismas fechas (siglo XVIII) se reformó totalmente la fachada, concluyéndose al estilo barroco en 1721, y cuya puerta no está exactamente centrada al eje de la nave principal.

Presenta también dos torres que jalonan la puerta principal, a la vez complementada con otras dos puertas secundarias. Respecto a las torres, la torre norte es la más moderna, se construyó a la vez que se ejecutó la reforma de la fachada, acabándose en 1713, con el fin de equilibrar la simetría del alzado en relación a la otra torre ya existente. Efectivamente, a la derecha de los pies de la iglesia sobre el muro de la fachada y entre los dos primeros contrafuertes, se levanta una robusta torre de carácter defensivo en relación con la antigua muralla. Desde principios de los años noventa del siglo XX se han llevado a cabo sucesivas intervenciones de restauración en el edificio y en la actualidad están pendientes distintas actuaciones para consolidar la estructura y limpiar el edificio y los elementos ornamentales.