La primera muestra póstuma del artista que revolucionó el diseño en España, indaga en su poliédrico proceso creativo a través de obras hasta ahora inéditas
Un largo recorrido le espera a la exposición Alberto Corazón. El cazador furtivo, que la Colección Roberto Polo. Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha (CORPO) llevará el próximo viernes 11 de marzo a la Lonja del Pescado, sala municipal de exposiciones en Alicante, después del éxito de público y difusión mediática que la muestra alcanzó en la Casa Zavala de Cuenca, donde el pasado noviembre 2021 se expuso por vez primera.
Podrá verse en Alicante hasta el próximo 8 de mayo, para a continuación viajar a Logroño y exponerse en la sede del Parlamento de La Rioja, entre los meses de junio y julio. Ya en otoño de 2022, emprenderá camino al Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente de Segovia, donde se inaugurará el día 20 de octubre y estará colgada hasta su clausura el 8 de enero de 2023. Valladolid será su siguiente destino: la antigua iglesia de La Pasión, convertida en sala municipal de exposiciones, acogerá la obra de Corazón entre los días 13 de enero y 5 de marzo de 2023. Al término, las piezas regresarán a Castilla-La Mancha para ser expuestas en la sede de CORPO en Toledo, donde se prevé su inauguración a lo largo del mes de abril de 2023.
Diseccionando su obra plástica a través de los asuntos más representativos que le ocuparon, esta primera exposición póstuma del emblemático diseñador gráfico, pintor, escultor y ensayista (Madrid 1942-2021), reúne un conjunto de más de 60 piezas, de las cuales 45 no habían sido nunca antes expuestas al público. Indagar en el proceso creativo y apuntalar la memoria del artista fueron los propósitos que se plantearon sus comisarios, Ana Arambarri (ensayista y viuda de Corazón) y Rafael Sierra, director artístico de CORPO.
El cazador furtivo de imágenes que fue Alberto Corazón, según se extrae del título de uno de sus ensayos (¿Es la memoria un cazador furtivo? La cesta de frutas de Caravaggio como pretexto), falleció el 10 de febrero del pasado 2021 dejándonos un riquísimo legado artístico y al menos un asunto pendiente: una retrospectiva de su obra que proyectaba junto a Rafael Sierra, director artístico de CORPO. “Toledo y este museo tenían una deuda con Corazón, por su implicación tanto en la ciudad que le acogió como en la génesis de este centro de arte: nuestra identidad corporativa fue uno de sus últimos proyectos gráficos” –señala Sierra. Un proyecto con el que sin duda el diseñador disfrutó: “La Colección Roberto Polo es algo muy insólito en España –sostenía el artista–, porque reúne multiplicidad de estéticas pero mantiene un hilo común, un alma que permanece; y porque no hace ni una concesión ni a los tópicos ni al mercado”.
De aquel proyecto inconcluso surgió la presente exposición, para la que Sierra ha contado con la implicación y curaduría de su viuda, Ana Arambarri, ensayista, entregada hoy a la tarea de catalogar la prolífica obra del artista. “A medida que he ido archivando y catalogando sus piezas, me he encontrado con mucha obra inédita; con frecuencia, lienzos que Alberto pintó en su anverso y reverso” –desvela Arambarri. Piezas en las que se adivina con nitidez el proceso creativo del artista.
A modo de introducción, cinco pinturas en torno a “la mesa del artista”, radiografía de su personalidad anti metódica: el espacio donde Alberto Corazón transitaba a diario entre la pintura, el diseño gráfico, la escultura y la escritura, persiguiendo siempre preguntas esenciales sin respuesta, cábalas sobre el sentido de la vida. Sus bodegones, acantilados, jardines nocturnos y de arena, un silencio (“interior, el que tanto ansiaba para conectar con su creatividad”, según Arambarri) y un autorretrato que no es sino, y de nuevo, uno de sus acantilados infinitos. Acantilados, barrancos, embarcaderos para el mineral, paredes de piedra que el artista gustaba de contemplar y pintar desde una barca frente a las costas de Agua Amarga, en el Parque Natural del Cabo de Gata, Almería, un lugar o “paisaje lunar” donde a ambos les gustaba perder la noción de espacio.
La exposición se propone además “invertir esta tendencia tan española de hacer preciosas necrológicas, para a continuación dejar caer en el olvido a sus más importantes personalidades. Alberto Corazón redefinió y modernizó la imagen de España, y es necesario reivindicar su trabajo permanentemente” –declara Sierra. Fue el primer creador español premiado con el Nacional de Diseño Gráfico, año 1989. Su obra redibujó la imagen de las instituciones, empresas y servicios de públicos durante la Transición; suyos son los logos de la ONCE, Renfe, Telefónica, Paradores, Tesoro Público, Biblioteca Nacional, Universidad Autónoma de Madrid, Compañía Nacional de Teatro Clásico y un largo y notorio etcétera. Antes aún había logrado el reconocimiento internacional del Arts Directors Club de Nueva York o los British Design Awards.
En todo su recorrido, Alberto Corazón. El cazador furtivo es un reflejo de la personalidad futurista y prolífica del artista. “Exento de toda nostalgia –prosigue su viuda–, Alberto nunca miraba hacia atrás”; y en una misma noche –cuenta– podía saltar de la escritura a la escultura o cualquier otra de sus formas de expresión o, ¡cuántas veces le sucedió!, pintar un lienzo que días más tarde el rigor y el orden de su mujer y habitual comisaria archivarían en los almacenes, de donde hoy salen todos estos inéditos.